domingo, 27 de abril de 2014

¿Qué le compro?



Hay regalos que molan y regalos que no molan. A veces la gente se confunde y regala cosas que cree que molan cuando la realidad es otra. Esta guía básica sobre el regalo va dirigida a esta gente bienintencionada. Los que compráis cualquier mierda a última hora para salir del paso vais a continuar haciéndolo aunque yo os ponga señales con luces de neón, así que no hace falta que os molestéis en seguir leyendo.
 
Bueno, a lo que iba:
 
1. Colonias y perfumes diversos. En términos generales no molan, a no ser que tengas 90 años y la cosa vaya en plan, ¿qué le compramos a la abuela? Mmm...¡Ya está! ¡Una colonia! También puede llegar a molar que te regalen un perfume cuando sea uno súper especial que descubriste en un zoco perdido en Marrakech una vez que te fuiste de puente con un tío que te hacía temblar hasta las pestañas. Pero, admitámoslo, estas cosas no suelen pasarnos a la mayoría de mortales. Así que perfumes no. Y si van en un pack con el gel de ducha y la leche corporal tamaño viaje, que es que hay que ser cutre, todavía menos.
 
2. Flores y otros ejemplares del mundo vegetal. Las flores son chulas y, si te pillan por sorpresa, hacen muchísima ilusión. Pero luego llega el cerebrito de turno y sale con lo de ay, no, que las flores se mustian enseguida, mejor compramos una planta, que dura más. Las plantas se las regaláis a la abuela, junto con la colonia.
 
3. Peluches. Jamás. Bajo ningún concepto, sin ninguna excusa ni atenuante que valga. Si alguien os regala un peluche, desconfiad. Probablemente tenga antecedentes penales. O escuche a David Bustamante, que no sé qué es peor.
 
4. Bombones. A ver, la caja roja de Nestlé, los Ferrero Rocher y demás no molan. Es muy de salir del paso. Ostia, es el cumple de fulanita! Bueno, ahora que estoy en el súper comprando papel de cocina y lomo de dos colores aprovecho y le cojo una caja de Ferrero Rocher, que están buenísimos. O sea, no. Ahora, si hablamos de chocholate negro de habas de cacao de Madagascar y escamas de flor de sal, estoy abierta al diálogo.
 
5. Pijamas, lencería y otras interioridades. Pijamas sí. Hay pocas sensaciones más agradables que estrenar pijama, tan nuevecito, con su algodón suave y recién planchado, que huele a pijama nuevo y a sábanas de verano secadas al sol. Lencería, a ver, si es tipo bragas de color carne efecto vientre plano, no hace falta, gracias, ya me las compro yo. Si hablamos de lencería tipo zorrón de esa que es de poner y quitar, molaría si fuera Giselle Bundchen. Pero como la última vez que me miré en el espejo, Giselle ni estaba ni se la esperaba, casi mejor que lencería no.
 
6. Zapatos. Siempre una buena idea. Si encima son unos Loboutin o unos Jimmy Choo con tacón de 12 centímetros tendréis mi corazón para siempre. Soy una chica fácil.
 
7. Ropa. Depende. A priori no parece una mala idea. Es más, de entrada parece un regalo molón. Pero no sé por qué extraña razón, el 95% de las veces termina convirtiéndose en un regalo engorroso. Pueden pasar dos cosas: que te guste lo que te han regalado o que no. Si te gusta no será de tu talla y cuando vayas a la tienda tu talla estará agotada en todas las tiendas de España. Si han acertado con la talla, la prenda en cuestión será horrorosa y cuando vayas a la tienda a cambiarla, todas las cosas chulas que tenían las habrán acabado de vender a un grupo de turistas japonesas. Así que te hacen un vale para la nueva temporada. Si el vale no caduca, cunado llegue la nueva temporada descubrirás que lo has perdido. Si lo guardas a buen recaudo, cuando vayas tú toda feliz con tu vale, resultará que caducó justo la semana anterior. De modo que ojo con regalar ropa.
 
8. Libros. El mejor regalo. Pero regalar libros no es fácil, es uno de los regalos más personales que hay. Implica currárselo, conocer a la persona, invertir tiempo entre estanterías, buscar aquél que crees que le va a llegar o que te hace pensar en ella por algún motivo. Hay gente que cree que regalar libros es un recurso fácil, cuando no se te ocurre nada mejor. Se equivocan. Si te lo regalan bien no hay nada más íntimo.
 
9. Las cajas experiencia. Ya, ya sé que son muy socorridas. Y quien no haya regalado una alguna vez, que tire la primera piedra. Pero es lo más impersonal y lo más de salir del paso que existe. Ley del mínimo esfuerzo. No está mal recibirlo pero no es un buen regalo, no sé si me explico. Es la versión moderna del yo le doy veinte duros y que se compre lo que quiera.
 
10. Un viaje. De lo mejorcito. Para mí significa, me mola viajar contigo, quiero que pasemos unos días juntos en una ciudad chula donde callejearemos sin rumbo, comeremos cosas que engordan y nos olvidaremos momentáneamente de la rutina. Es un buen mensaje.
 
Por cierto, os había comentado que cumplo años en agosto? Calzo un 35. Gracias.
 
 

2 comentarios:

  1. A mi m'agrada el 10 i em falta el regal gastronòmic, un sopar o dinar especial en un restaurant dels que et canvien els coberts a cada àpat i et van servint el vi...... SI SI SI....... a canvi rebo perfums que no m'agraden..... porto anys dient el meu perfum és Anaïs Anaïs....... i em regalen qualsevol altre....... Un plaer llegir-te Marina.

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  2. Gràcies Laura!
    Sóc conscient que em falten regals a la llista. Potser per una propera entrada :)

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